José María Valverde nace en 1926, comienza su
andadura literatura en el mundo de la poesía religiosa cristiana y evoluciona
hacia el marxismo, comienza en el conservadurismo más puro y evoluciona hacia el
reaccionarismo más liberal. Fue catedrático de Estética en la Universidad
Autónoma de Barcelona y es conocido porque en una de sus últimas clases deja
escrito en la pizarra a modo de adiós definitivo a sus alumnos nula esthetica sino ethica, no hay
estética sin ética, en referencia a todos sus compañeros expulsados de la
Universidad por estar contra la ideología franquista y a su propia ideología y
pensamientos reaccionarios; llegó, incluso, a dejar la universidad para
solidarizarse con sus compañeros expulsos por el régimen.
El poema
¨reloj de pulsera¨ es un soneto incluido en su poemario La conquista de este mundo (1960) que dice así:
Ni al
desnudarme suelto el leve yugo;
sin reloj ya
no sé dormir siquiera
No tengo
libertad, y vano fuera
fingir dejar
mi hierro y mi verdugo.
Él me ata a
los demás, al mundo activo:
en la rueda
en que engrano con la vida.
Si despierto
en lo oscuro, su medida
me guía a
tierra fiera, me hace vivo.
Pero a la
vez, con cuchicheo suave,
en secreto
me insiste en el recado
de mi muerte
y su cita: me recuerda
que me
esperan allá, y que cuando acabe,
me escaparé
yo solo por mi lado;
libre,
entonces, no tendré que darle cuerda.
Este soneto
está compuesto por dos por
dos cuartetos que presentan la peculiaridad de no rimar entre ellos y dos
tercetos, el último de ellos presenta encabalgamiento puesto que la oración
continúa en el siguiente verso, está interrumpida por la pausa. Hay en él
varias personificaciones que indican que el reloj es nuestro dueño ¨mi verdugo¨
o ¨con cuchicheo suave¨ y una paradoja ¨yugo leve¨ que nos indica la contradicción
que supone nuestro reloj a la hora de marcar nuestras rutinas diarias aunque
sea imprescindible en nuestro ritmo de vida actual: estos recursos poéticos
hacen que este poema sea similar al de Cortázar: Preámbulo a las
instrucciones para dar cuerda al reloj , aunque hay una
diferencia en el desenlace que es también anticlimático porque este autor
insinúa que la muerte es el único remedio para librarse de la implacable marcaje
que supone el reloj en nuestras vidas; ambos marcan una tendencia temática
similar puesto que el reloj se ve como una carga y una obligación necesarias en
la vida de todo ser humano en la actualidad y por tanto debe ser sobrellevada
dado que sin él estaríamos absolutamente perdidos en este mundo tan
globalizado. La conclusión de ambos vendría a ser que el hombre no tiene
libertad porque está sujeto al tiempo
regulado por el reloj, por tanto este se convierte en una pesada carga
necesaria, ya que sin él andaríamos por el mundo como almas en pena.
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