Es
importante destacar que el libro y la obra literaria son dos entes
diferenciados puesto que la literatura es mucho más antigua, literatura oral
anterior al Romancero o a las Glosas Silenses y Emilianenses, que el libro que
comienza su andadura en el S. XV junto a la invención de la imprenta dado que
antes eran textos manuscritos con escasos ejemplares.
La
literatura tuvo su momento de máximo auge en el S. XVIII en el que el término englobaba a la totalidad
de los escritos, salvo los religiosos; hoy en día la literatura se refiere a un
conjunto de textos con ciertas características estéticas y formales similares.
Me parece relevante recordar esta idea porque es algo que el común de la gente
desconoce y por tanto, es una idea que los editores deben tener en cuenta a la
hora de elaborar y realizar la infinidad de tareas intermedias entre el
manuscrito que les entrega el escritor y el producto final que le llega al
público.
La obra literaria tiene un responsable que es
el autor; mientras que, en el libro hay
dos responsables el autor y el editor. La figura del editor es muy importante a la hora de componer un libro, sobretodo
en la actualidad, porque es el que se encarga de preparar y arreglar la obra
para que llegue al gran público en las mejores condiciones; en el ámbito
anglófono, el editor es mucho más ya que conocen a la perfección los gustos del
público y se pueden considerar casi coautores de la novela, en cierta medida.
En la actualidad, la figura del editor tiende
a desaparecer porque puedes publicar por tu cuenta en plataformas digitales de
Internet como Amazon aunque, es cierto, que el lector lee con más gusto y más
seguridad, sobretodo, un texto editado y revisado que un texto que puede
encontrar de manera online en cualquier página de Internet.
Por
otro lado, es necesario señalar que la función del editor varía según los
distintos tipos de ediciones, se suele hablar de cuatro fundamentalmente.
Faximilar:
Se entiende por la reproducción exacta de la edición original. En este
caso, el editor se afana en reproducir fielmente la obra original copiando los
tipos de letra, errores ortográficos e incluso la ortotipografía.
Paleográfica: Se trata de la reproducción de
un manuscrito original en la que el editor debe llevar a cabo una
función muy similar a la que realizase en una edición faximilar.
Anotada:
Hay que señalar que no todas son críticas, aunque todas las críticas son
anotadas, y en ella se incluyen solo las notas imprescindibles de un texto. El
criterio que debe seguir el editor es el de que el lector contemporáneo pueda
enfrentarse al texto en las mismas condiciones en que lo haría un lector de la
época en que se creó el mismo. Normalmente, el editor en este tipo de ediciones
adapta la ortografía de la época a la contemporánea en la medida en la que
pueda.
Crítica:
Es una edición anotada con notas sobre los usos lingüísticas, a veces,
sociales, religiosos de la época en la que la obra se fechó para que el lector
contemporáneo pueda interpretarla sin problemas tal y como lo harían en la
época.
*
Partes
del libro en las que interviene el editor, normalmente:
Cubierta y contracubierta. La cubierta está impresa en un material distinto y puede tener una
sobrecubierta para protegerla. La cubierta y contracubierta son elementos
publicitarios del libro. La contracubierta o solapa es también publicidad,
aunque hoy en día los textos de la solapa suelen ir en la contracubierta.
Lo llamativo del libro es la portada y, a veces, es un factor decisivo a la
hora de comprar un libro y sobre todo para personas a las que no les gusta
especialmente leer. En la contraportada aparece un texto sin firma que debe dar
datos para que el lector sepa si le va a gustar, destacando los aspectos
interesantes. A veces, el libro lleva una faja en la que se indica algún dato
publicitario.
En el lomo aparece el nombre del autor, el título y la editorial. Los libros
sin lomo están mal editados porque no están bien publicitados y por tanto su
olvido es mucho más propicio y fácil.
En el interior del libro se dejan
dos páginas de cortesía. En la tercera aparece la portadilla, título del libro,
y en la quinta la portada. Si es una traducción, se indica el nombre del
traductor. La sexta página, el reverso de la portada, tiene los títulos de
crédito: título del original, diseño de la colección, ilustración, edición,
copyright, ISBN y depósito legal.
en los libros de tradición española el índice suele ir al final.
Para más información relativa a esta cuestión
consultad: http://ocurrienfebrero.blogspot.com.es/2011/01/la-funcion-del-editor.html.
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