En su origen el mito es una explicación religiosa
del origen del mundo así como del hombre aunque con el paso de los años y hasta
nuestra actualidad esta palabra ha ido adquiriendo un significado ambiguo
debido primero a la inclusión de la religión católica a Grecia y posteriormente
con el auge de la ciencia en el S. XVII y del racionalismo en el siglo
posterior, al menos en España, las cuales hacen que se deje a un lado la explicación mítica de la creación
del mundo y del hombre y se abogue por una explicación mucho más racional y
científica de estos fenómenos, pero en la actualidad la noción de mito conforta
un significado positivo asociado a las voces griegas mythos, logos y ethos, las concepciones que encierran
estas voces griegas se verán reforzadas cuando Sigmund Freud (1856-1939)
relaciona y analiza ciertos comportamientos del ser humano con los acaecidos en
los mitos de la antigüedad clásica, primordialmente con la figura de Edipo y
Electra, en su obra más importante La
interpretación de los sueños (1990), gracias a estas interpretaciones de
Freud el ser humano es capaz de intentar explicarse el mundo mediante
cuestiones como: Qué hacemos aquí, de dónde hemos venido o a dónde vamos, entre
otras, debido a que todo ser humano participa de ciertas ideas colectivas y fantasías
colectivas de ahí que todas las historias del origen del universo en las
distintas culturas tienes hitos comunes como el origen del diluvio universal
etc… Este postulado fue ampliado y formulado por su discípulo Karl Jung
El mito supone un consuelo que reconforta y ayuda al
ser humano a explicarse su propia existencia dado que expresa etapas vitales,
desde el estudio que hizo de ellos Freud; por tanto, no es una creencia falsa,
es un elemento mito-simbólico que explica la evolución y la existencia humanas
por cauces distintos en los que la ciencia lo hace. Los mitos han llegado tan
nítidamente a nuestra cosmovisión actual porque en la antigüedad eran muy
conocidos por casi cualquiera dado que eran variaciones de históricas míticas fundamentales
en toda sociedad, y por tanto eran divulgados como un modo habitual de historia
similar a los cuentos.
En cuanto a
su relación con la publicidad, el mito aparece de manera insinuada, pero
constante. Aparecen principalmente el de la fuente de la eterna juventud, en
productos para retrasar el envejecimiento; el mito edénico del paraíso
terrenal, en anuncios de viajes porque se ve el viaje como la búsqueda de la
perfección espiritual y en los perfumes; el mito del mago, en el anuncio de Don
Limpio; el mito de la pócima mágica que nos convierte en irresistibles para las
mujeres, variación del mito de Eliso porque en este caso el resultado es
positivo y la fuente es un perfume que se observa en perfumes o en
desodorantes.